La justa entonación
El sistema de afinación natural,
apto para el siglo XXI
José García Illa

La práctica de la justa entonación / Dos hurras por el sistema temperado

Dos hurras por el sistema temperado

En esta web hemos calificado al sistema temperado como sólo una "aproximación" a la escala natural, y sus notas e intervalos, como "desafinados". En cambio, la justa entonación ha sido ensalzada como la afinación natural, exacta; las notas de su escala, como "acordes con los sonidos de la naturaleza", y sus intervalos como "puros, justos". ¿Significa esto que hay que renegar del sistema temperado, y concretamente del temperamento igual, y desecharlo como algo definitivamente discordante, inservible e inútil?

Nada más lejos de la realidad, o al menos de la opinión del autor de este trabajo. A los temperamentos cíclicos, con clara tendencia hacia el temperamento igual, les debemos la música de Bach, de Mozart e incluso de Beethoven. Por lo que respecta al temperamento igual, nos ha legado la mayor parte de la música —al menos— de los siglos XIX y XX, incluyendo la música vocal acompañada.

Por lo que respecta a los diversos temperamentos, ya Hermann von Helmholtz reconoció, para los teclados de doce teclas por octava, la superioridad del temperamento igual sobre otras formas de temperamento históricas. Como puede comprobarse, ninguno de los otros temperamentos históricos supera en conjunto al de temperamento igual, puesto que, aunque ciertos intervalos o acordes se ven mejorados en algunos de estos sistemas, otros empeoran respecto al sistema temperado actual. Podemos decir que el sistema de temperamento igual equilibra y reparte las disonancias de manera equitativa.

Sin el sistema temperado sería inconcebible el desarrollo moderno de la armonía, y sería imposible la interpretación instrumental para la mayoría de los instrumentos, entre ellos el piano moderno y la guitarra. Por tanto, debemos aceptar el sistema temperado (de temperamento igual) como una contribución inmensa a la historia de la civilización universal, aun con sus inconvenientes e imperfecciones.

Sabemos que el sistema de temperamento igual es sólo un compromiso, una aproximación respecto a la entonación y la armonía perfecta; pero es un compromiso ineludible para la interpretación de la música instrumental, y resulta una aproximación excelente, la mejor que ha sido posible encontrar tras siglos de debates, búsquedas y experimentación, que ha permitido a los grandes genios de la música crear las obras más excelsas, y a nosotros, disfrutar de ellas interpretándolas o escuchándolas.

Pues, como nos recuerda W. A. Mathieu, en el mundo real la exactitud y la perfección no existen; las líneas rectas, los cuadrados y los círculos perfectos sólo son abstracciones existentes en el universo platónico de las ideas. Ni siquiera los unísonos y las octavas más perfectos que podemos realizar con nuestras voces o con nuestros instrumentos responden a las relaciones exactas, puramente matemáticas, ideales, teóricas, de 1/1 o 2/1. Si nuestro oído fuera un medidor de frecuencias y nuestro cerebro una calculadora exacta, no podríamos escuchar nada sin horrorizarnos. Sin embargo, nuestro oído y nuestro cerebro humanos son suficientemente tolerantes como para admitir, dentro de ciertos límites, algunas desviaciones respecto a las relaciones perfectas, y permitirnos gozar a pesar de ello del placer estético de la música.

Pero no tres...

Pero si la mayoría de los instrumentos, con el piano a la cabeza, están sujetos a las ataduras prácticas que resuelve el sistema temperado, no por ello debemos renunciar, cuando ello sea posible, a aspirar a acercarnos a la perfección, mediante la utilización, aunque sea aproximada, de otros sistemas más adecuados según las épocas o estilos, en particular a la justa entonación para la música vocal tonal a cappella.

Por otra parte, el conocimiento, aunque sea interno y abstracto, de las formas puras de la armonía nos ayuda a admirar la belleza interna que se oculta tras las imperfecciones de la realización práctica.

Por ello, ambos sistemas, la justa entonación y el sistema temperado, tienen su lugar en el desarrollo y en la realización de nuestro arte, y están destinados a convivir durante mucho tiempo, y de hecho conviven en la realidad viva de la música orquestal, en las buenas bandas de jazz con el piano temperado y el metal que tiende hacia la afinación pura, y allí donde se unen instrumentos de afinación fija con otros de afinación variable, incluyendo las voces humanas.

Este tema es expuesto con más detalle en mi obra La justa entonación: teoría y práctica, actualmente en preparación.

ANTERIOR:
Consideraciones prácticas
sobre la justa entonación

(Ver La justa entonación. Presentación)

LA PRÁCTICA DE LA JUSTA ENTONACIÓN

Icono Facebook

Podéis entrar también en la página dedicada al proyecto en Facebook y hacer clic en "Me gusta" a fin de estar al día de todos los contenidos.

Os presento también mi novela Un himno a la alegría (también disponible en catalán), uno de cuyos temas es, precisamente, la justa entonación. Disponible en la tienda Amazon.

Us presento també la meva novel·la Un himne a l'alegria (també disponible en espanyol), un dels temes de la qual és, precisament, la justa entonació. Disponible en la tenda Amazon.


Presentación | Qué es la justa entonación | Teoría | Práctica | Sonidos | Obras musicales | Notación | Encuesta | Cómo colaborar
Valid XHTML 1.0 Transitional Valid CSS 2.1 © José García Illa, 2015. Página actualizada por última vez el 07-02-2016. Se ha comprobado la adecuada visibilidad de esta página en Internet Explorer 7, en Mozilla Firefox 2.0.0.4, en Opera 9.22 y en Chrome 41.0.2272.101 m, o versiones superiores.